Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Las figuras ilustres que dan nombre a algunas plazas de Ciudad Rodrigo

Músicos, poetas, políticos, condes, obispos… Muchas y muy importantes han sido algunas personalidades que han nacido o desarrollado su obra en nuestra localidad, y es por eso que algunas de las plazas más singulares del centro histórico llevan su nombre. ¿Quieres descubrir algunas cosas más sobre ellos? Te contamos algunos apuntes biográficos y anecdóticos a continuación:

Dámaso Blas Ledesma

Músico y organista, sacerdote y compositor, a muchos nos suena por el nombre de la plaza que recibe su nombre, en la entrada de la calle Juan Arias, pero ¿sabías la importancia que tuvo este músico mirobrigense en la historia?

Dámaso, nacido en la calle San Juan, donde una placa recuerda este hecho, pasó su infancia y sus primeros años de formación en el Seminario Diocesano de Ciudad Rodrigo. Se ordenó sacerdote en 1889 y continuó su formación musical gracias al mecenazgo del ilustre Clemente de Velasco y Sánchez Arjona.

El hecho por el que ha pasado a la historia de la música española es por su trabajo para recopilar la música tradicional de nuestra provincia en su Cancionero tradicional salmantino, obra que resultó premiada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue organista de la catedral de Salamanca, pero ya desde muy joven le interesó el folklore. Con el maestro Tomás Bretón organizó varios recitales en los que interpretaron piezas de este cancionero, que sería publicado por la Diputación de Salamanca en 1907.

Este libro es una de las piezas clave de la cultura literaria y musical del siglo XX en nuestro país, puesto que influyó en la obra de artistas como  Manuel de Falla, Miguel de Unamuno y Federico García Lorca.

Cristóbal de Castillejo

Fue un poeta mirobrigense, humanista y cosmopolita, que nació en torno al año 1490 y murió en Viena en 1550.

Siendo muy joven entró a servir en la corte del archiduque Fernando I de Habsburgo (hermano menor del emperador Carlos I de España y V de Alemania) e ingresó como monje cisterciense, aunque cuentan que su vida no fue para nada ejemplarizante.

Gracias a sus viajes por Europa entró en contacto con nombres de la cultura del Renacimiento como Erasmo de Róterdam, Tomas Moro o Diego Hurtado de Mendoza. Su poesía se engloba dentro de la lírica cancioneril, firme defensor del octosílabo, utilizaba el diálogo como forma de expresión y se enorgullecía de la lengua castellana, frente a las corrientes italianizantes propias del Renacimiento.

Cristóbal reunió su obra en 3 vertientes: Obras de amores, Obras de conversación y pasatiempo y Obras morales y de devoción. Llama la atención que las obras del primer grupo se las dedique a sus dos amores platónicos, Ana de Schaumburg y Ana de Aragón, habiendo consagrado su vida a la orden cisterciense. Dentro de estas obras se encuentra su famoso Sermón de Amores, que le dio gran fama. Además hizo traducciones de obras de Ovidio y Cicerón, de los que recibió mucha influencia. Del grupo de las Obras de Conversación también destaca su Diálogo que habla de las condiciones de las mujeres, marcadamente misógino.  Y de la última de las vertientes destaca Diálogo y discurso de la vida en corte, la que es para muchos su obra más personal.

Sus obras completas fueron publicadas en 1573, de forma póstuma, bajo el nombre Las obras de Christobal de Castillejo, corregidas y emendadas por mandado de la Santa, y General Inquisición.

Los últimos años de su vida los pasó en Viena, echando de menos Castilla y a su gente, como denotan algunos de los últimos versos que escribió.

¿Sabes dónde se encuentra la plaza que lleva su nombre?

Obispo Mazarrasa

José Tomás de Mazarrasa fue obispo de Filipópolis y administrador apostólico de Ciudad Rodrigo, aunque cántabro de nacimiento (1823), se le recuerda como uno de los más cultos y comprometidos con la diócesis mirobrigense.

Las crónicas de la época describen al obispo como una persona solidaria puesto que siempre tenía las puertas del palacio episcopal abiertas para recibir a todo aquel que lo necesitara. Cabe destacar que el Obispo Mazarrasa fue, tal y como aparece en su epitafio, primus post longam viduitatem (“el primero después de una larga viudedad”), ya que, en los años previos, la diócesis civitatense había sufrido un revés y estaba siendo administrada por la de Salamanca. Debido a la reivindicación de administraciones políticas y eclesiásticas, el Papa León XIII devolvió a Ciudad Rodrigo un administrador, y fue nombrado el cántabro José de Mazarrasa.

De hecho es el único prelado al que se le ha dedicado una plaza con su propio busto de bronce. Seguro que has pasado cientos de veces a su lado, y ahora ya conoces un poquito más de la historia de este ilustre.

Conde Rodrigo. Plaza del Conde

Con mucha frecuencia nos preguntan por el origen del nombre de nuestra ciudad y hemos querido contároslo hoy aquí, aprovechando este recorrido por las plazuelas del centro histórico.

Ciudad Rodrigo es de origen wetón, y el primer nombre que recibe fue Miróbriga Wetonia. Posteriormente pasaría a llamarse Miróbriga Augusta durante la ocupación romana, y de ahí conservamos el gentilicio. Así que aparentemente poco o nada tiene que ver con el actual nombre. Tras la denominada época oscura, el rey Alfonso VI encargó a su vasallo, el Conde Rodrigo González Girón, la repoblación de esta zona de la meseta.  Pero no prosperó. Y no fue hasta unas décadas después cuando el rey Fernando II de León repobló la zona con gentes provenientes de Zamora, León, Ávila y Segovia. Aunque el intento del rey Alfonso no fuera fructífero, en honor al esfuerzo de su vasallo se llamó a la ciudad Ciudad Rodrigo.

El Buen Alcalde

Y por último vamos a conocer quién era este buen alcalde del que tanto se habla en la historia reciente de Ciudad Rodrigo y al que se le dedica una de las plazas más bonitas de nuestro centro.

En una placa de mármol situada justo a la entrada de la Casa Consistorial reza la siguiente inscripción:

“Al Buen Alcalde. Se dio íntegramente a Ciudad Rodrigo. Inició una era de resurgimiento y progreso, cuya estela vivirá en los corazones mirobrigenses sin temor a las agitaciones de los tiempos ni a las ingratitudes de los hombres.”

Fue alcalde entre 1925 y 1929, y durante su mandato construyó escuelas y museos, arregló parques y jardines, y las crónicas de la época cuentan que los mirobrigenses le guardaban especial cariño porque fue el principal promotor de la rehabilitación y restauración del Castillo de Enrique II de Trastámara, que primero fue museo y después hotel, y sobre todo porque consiguió que se pasara por alto una ley nacional de 1929 que prohibía la celebración de determinados festejos taurinos, y ya sabemos lo que supone el Carnaval para los farinatos.

Su vivienda era la Casa de los Vázquez, la actual sede de Correos, y en ella pernoctó el rey Alfonso XIII en una visita que hizo a la ciudad. Estuvo casado con María de la Salud Bernaldo de Quirós, primera mujer en conseguir el título de piloto en España.

Todos estos méritos mencionados le dieron a Don Manuel el título popular del buen alcalde y a él se dedica una de las plazas más grandes y singulares de Ciudad Rodrigo, donde cada martes se celebra el Mercado Franco.

Textos: Mercedes García Luis, Técnico de la Oficina Municipal de Turismo del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo

Fotografías: Ángel Serrano