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8 de marzo: recordamos a Lorenza Iglesias y a Miss Golondrina

El día 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, declarado por la ONU en 1975, en el que se hace especialmente visible la lucha y el esfuerzo de las mujeres por participar en la sociedad en pie de igualdad con los hombres. Es un día de reivindicación, pero también de recuerdo: rememorando el largo camino que se ha ido recorriendo hacia la igualdad y teniendo presentes a aquellas mujeres que lo han recorrido, enfrentándose a las leyes y las convenciones de su época para ser y hacer lo que ellas querían. Os traemos a continuación la historia de dos mirobrigenses que no merecen caer en el olvido.

Lorenza Iglesias

Poco se sabe a ciencia cierta de Lorenza Iglesias, nada recogen las fuentes documentales sobre ella, pero su heroica actuación durante la Guerra de la Independencia no fue olvidada por sus vecinos que se encargaron de transmitirla oralmente. Nacida en la última década del siglo XVIII, era hija de unos pequeños agricultores de Ciudad Rodrigo. Cuando la Guerra contra los franceses estalló apenas contaba con 20 años y se cuenta que ya estaba prometida con un joven llamado Mauricio que se alistó como soldado luchando bajo las órdenes de Julián Sánchez el Charro.

Como todas las mujeres de esa época en tiempos de guerra, estaba destinada a sufrir las consecuencias del conflicto: en 1810, cuando el ejército francés saqueaba las finchas cercanas a la ciudad, tratando de tomar la plaza (lo que finalmente sucedió), quedó huérfana y fue violada.

Tal vez desesperada, enfurecida y envalentonada a partes iguales, entró en la ciudad y se llegó/ dirigió a la Casa de los Chaves, donde se hizo con el control del cañón que había allí dispuesto para la defensa y empezó a bombardear a los franceses que se acercaban desde la Plaza Mayor (habían logrado abrir ya la Brecha en la zona de la catedral). Cuando la munición se acabó, sin temer el combate cuerpo a cuerpo con los bien armados y entrenados soldados de Napoleón, se echó a la calle hiriendo y apuñalando a todos los enemigos que pudo. Murió en el fragor de la batalla, siendo atravesada por las balas en la Rúa del Sol, sin que su nombre, como el de ningún civil y menos una mujer apareciese entre los 400 muertos que oficialmente perdieron la vida en esta batalla. Hoy una de las calles que desemboca en el Parque de la Glorieta lleva su nombre.

Miss Golondrina: María de la Salud Bernaldo de Quirós y Bustillo

La historia de María de la Salud Bernaldo Quirós y Bustillo está más documentada y aunque muchos la consideren una adelantada a su tiempo, lo cierto es que su vida no se puede contar sin hablar de uno de los fenómenos que definen el siglo XX: el desarrollo de la aeronáutica.

La quinta hija del marqués de los Altares, nacida en 1898, y aunque había recibido una amplia formación académica, con tan solo 22 años, ya en calidad de viuda y habiendo perdido a los dos hijos nacidos de su primer matrimonio, se casó en segundas nupcias con José Manuel Sánchez-Arjona, quien es conocido como “el Buen Alcalde” de Ciudad Rodrigo. Vivió en la casa familiar, la Casa de los Vázquez (que desde 1944 es la sede de la Oficina de Correos) hasta que su pasión por los aviones la llevó a abandonar a su marido, del que finalmente se separó 1933 gracias a la Ley de Divorcio que se había aprobado dos años antes.

En 1928 superó las pruebas físicas e intelectuales para acceder a la formación de piloto, siendo la única (y la primera) mujer del grupo de 18 alumnos que ese año se inscribieron en el Real Aero Club de España para recibir la instrucción necesaria en el aeródromo militar de Getafe. 

Muestra de las grandes dificultades a las que tuvo que hacer frente y de el gran trabajo y talento de esta mujer son las declaraciones de su profesor, el capitán de Infantería y piloto militar de aeroplano, José Rodríguez y Día de Lecea, quien afirmaba que las mujeres carecían de la constancia y esfuerzo necesario que exigía la aviación y que consideraba a Bernaldo una alumna excepcional.

Ese mismo año realizó su “vuelo de suelta” y conseguía el título de piloto civil de aeroplano que otorgaba la Federación Aeronáutica Internacional (FAI). Convertida en piloto, se dedicó a la promoción y fomento de la actividad aeronáutica, participando de las actividades de moda en esos años como la caza de la avutarda o los bautismos aéreos a entusiastas de la aviación organizados por el Real Aero Club. Sin embargo, hasta en estos actos festivos estaban presentes las concepciones de la época sobre las mujeres, no habiendo ni un solo participante masculino que quisiera volar con ella, aunque fueron numerosas las mujeres las que confiaron en su profesionalidad.

A pesar de la incomodidad que pudiese despertar entre los hombres, María Bernaldo de Quirón tuvo éxito en su carrera como aviadora. La firma británica De Havilland apostó por ella para promocionarse con demostraciones de aviación por toda España.

No obstante, a pesar de los méritos que iba acumulando, en 1929 el jefe superior de la Aeronáutica, Alfredo Kindelán, rechazó una petición firmada por más de medio centenar de miembros del Real Aero Club que solicitaba para Bernaldo la concesión del título y emblema de aviadora honoraria. Kindelán argumentaba que según la ley esta distinción solo podía concederse a militares extranjeros. Aun así, este hecho demuestra que algunas mentalidades, pocas, estaban cambiando, siendo María Bernaldo muy popular entre los pilotos de Getafe quienes cariñosamente la apodaron Miss Golondrina.

Al inicio de la Guerra Civil, la “Dama del Aire”, como también se la conocía realizó algunos vuelos en el norte de España para las fuerzas sublevadas, pero a medida que avanzaba el conflicto cesó por completo su actividad aeronáutica, concluyendo así su corta, aunque inspiradora, carrera como piloto. Murió en Madrid en 1983. Una calle la recuerda en Ciudad Rodrigo y desde 2020 un avión de Iberia lleva su nombre.