Salamanca, 2 de junio de 1810

«Cuántos reproches podrías hacerme mi querida amiga, sobre todo si no has recibido las dos primeras cartas que te he escrito. Marché de París sin decirte adiós, sin decirte siquiera que me iba. Oh, por supuesto que te debo de parecer culpable, pero ten por seguro, mi querida hermana, que mi corazón ha sufrido más que el tuyo con esta cruel separación.

Y si no te dije adiós, si no te anuncié mi partida, fue debido a mi debilidad. Temía tus llantos, temía los últimos momentos de una separación que me causaba tanta pena y tantos llantos que me sentí obligado a aparentar un semblante alegre y tranquilo. Oh, querida amiga, no puedes saber lo que cuesta fingir ante alguien a quien se ama tan tiernamente como yo a ti, no puedes imaginarte todo lo que he sufrido… Después de despedirme de ti en casa de Camille, veinte veces estuve a punto de volver para refugiarme en tus brazos, de confesarte mi partida, pero te lo repito, temía tus lágrimas y jamás hubiera tenido el valor de resistirlas. Soldado del ejército abraza a su esposa y dice adiós a su amada mujer - ilustración de arte vectorial

Ah, mi querida Clémentine, perdona mi engaño que me cuesta más que a ti, y ten por seguro que ha sido provocado por la soledad de mi corazón y por mi amistad hacia ti. He llegado a España en buena salud y hasta el momento el calor del clima no me ha causado ninguna indisposición. Estoy actualmente en Salamanca, una de las ciudades más bellas de España y de las mejor construidas. La plaza de esta ciudad está rodeada de soportales como el palacio real, y los paseos que la rodean son agradables y en ocasiones me harían olvidar Francia, aunque nada pueda remplazar un lugar donde tú estés y del que (…) Pero mi querida Clémentine, tenemos que hacernos a la idea. Estoy seguro, además, de que la campaña no durará mucho y que dentro de cinco o diez meses estaré cerca de ti.

Y entonces, ¡qué felicidad al abrazarte, al reafirmarte una vez más mi amistad de la que espero nunca hayas dudado!

Mil pensamientos agradables para mi hermana querida, a quien escribiré en el primer correo, mis cumplidos para con el Señor de Bertrán y mi afecto para tu marido. Adiós, mi querida amiga, tuyo para siempre, 

A. D. Grimesnil

En Salamanca, a 2 de junio de 1810«

Dirección Señora de Calvison, Calle Saint Lazare, frente a los baños de Tivoly, París.