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Camino del Hierro

Historia

Más de un siglo de historia

Este ferrocarril, conocido como la Línea del Duero, fue construido entre 1883 y 1887 para favorecer la conexión entre Salamanca y Oporto. Más de 2.000 obreros participaron en los trabajos, que constituyeron todo un desafío, principalmente en ese tramo final por las soluciones técnicas que fue necesario implementar para salvar la agreste geografía del terreno. Destacan los 20 túneles y los 10 puentes metálicos, algunos de estos últimos de la escuela de Eiffel, que junto con otros valores patrimoniales merecieron la declaración de esta gran obra de la ingeniería civil como Bien de Interés Cultural en el año 2000.

Los protagonistas de la línea

Ricardo Pinto da Costa y su esposa Mª Francisca Bartol

La construcción de esta línea férrea tuvo como participantes impulsores al Sindicato de los Bancos de Oporto, creado por el gobierno portugués, y a la Asociación de Comerciantes de esa misma ciudad. Ambos lograron la financiación necesaria para el proyecto. Fueron Sr. Henry Burnay y D. Ricardo Pinto da Costa quienes formaron la Compañía de Ferrocarril de Salamanca a la frontera portuguesa y se encargaron de la construcción de la línea y su explotación inicial.

El tesón que Ricardo Pinto da Costa empleó en el impulso de este proyecto le supuso el nombramiento de Conde de Lumbrales. Es eta localidad se ubica el Centro de Recepción de Visitantes del «Territorio Vetón» en la casa que lleva su nombre y que muestra la importancia que tuvo en la construcción de esta magnífica obra.

Otro gran defensor fue el diputado en Cortes por el distrito de Vitigudino, y vecino de Hinojosa de Duero, Adolfo Galante. También merecen una mención destacada los obreros que participaron en la construcción de este camino imposible. Fueron los grandes artífices del proyecto, participando en algunas fases constructivas en número que superaba los dos mil carrilanos.

tunel
ferrocarril

 

Una gran obra de ingeniería

La espectacularidad y valor de esta joya industrial radica principalmente en las soluciones técnicas que fue necesario implementar para adaptar el trazo ferroviario a la agreste geografía de las Arribes del Duero, principalmente en los 17 kilómetros que separan la estación de La Fregeneda de la frontera con Portugal, y que hoy conforman la ruta de senderismo.

A esta infraestructura también se le ha denominado «Camino de Hierro imposible» por un doble motivo: la dificultad técnica del trazado, que tenía que hacer compatible las restricciones geométricas de la vía con los grandes obstáculos orográficos y la necesidad de grandes recursos económicos que hicieran frente a las cuantiosas inversiones.

Lo complejo y arriesgado se hizo realidad en una época de penuria económica y con tecnología poco desarrollada. Las tremendas dificultades del terreno abrupto y quebrado se solventaron con una sucesión de puentes y túneles, auténticas obras de arte. Estas construcciones constituyen un legado de la ingeniería industrial de finales del siglo XIX único.